Muchos se preguntan, ¿qué es este nuevo movimiento que vemos por todas partes? ¿Existe una comida “no real”? ¿Qué beneficios tiene para nuestra salud?
En apariencia no existe misterio alguno. “Real food” significa “comida real”.
Si has oído hablar últimamente de él es porque está arrasando no solo en las redes sociales, sino también en el mundo físico y tangible con sus libros de recetas y consejos nutricionales. El Realfooding es un estilo de vida basado en comer comida real y evitar los ultraprocesados. Es un movimiento que defiende el derecho a una alimentación saludable para la población, con conocimiento y conciencia contra la industria alimentaria. Según dicho movimiento la salud tiene que ver con los alimentos, que son mucho más que la suma de sus nutrientes y calorías. Los alimentos tienen una compleja matriz alimentaria, la cual es saludable en su forma natural y mínimamente procesada. Por todo ello, nace el movimiento Realfooding, para la defensa y divulgación de la comida de verdad. Para la lucha contra el entorno obesogénico y la epidemia de ultraprocesados, mejorando la salud de la población a través de la alimentación. La comida real no entiende de conflictos de interés y se encuentra en los mercados locales de cada ciudad y de cada pueblo.
¿Pero acaso existe la comida irreal?
Para aclarar nuestras dudas, este movimiento, realiza una nueva clasificación de los alimentos, los cuales se clasifican en tres grandes grupos:
–La comida real (todos aquellos alimentos mínimamente procesados o cuyo procesamiento industrial no haya empeorado la calidad de la composición o interferido negativamente en sus propiedades saludables presentes de manera natural).
–Los buenos procesados (alimentos reales con un procesamiento industrial o artesanal beneficioso o inocuo con respecto a sus propiedades saludables, como el AOVE, la leche UHT o los panes intregrales 100%).
-Los ultrapocesados. Estos últimos, son productos que si bien pueden darnos sustento energético, también malnutren y perjudican a corto, medio y largo plazo por la pésima calidad de los ingredientes que lo componen. Son ricos en azúcares añadidos, grasas refinadas, sal y/o aditivos. Son pobres en nutrientes, como fibra, fitoquímicos, minerales, etc. Inhiben nuestros mecanismos naturales de saciedad, y lo peor es que desplazan y sustituyen el consumo de alimentos reales. Además la publicidad y el marketing detrás de estos productos es irrefrenable.
¿Pero esto de la comida real, es un concepto nuevo?
Realmente la comida real es una nueva manera de decir lo que se lleva recomendando muchos años: que la gente compre más productos frescos, nada nuevo, si tenemos en cuenta nuestra ya conocida Dieta Mediterránea. Uno de los mejores modelos de alimentación saludable a nivel mundial (Estudio PREDIMED). Quizás lo que ha sido novedoso es cómo se ha promocionado, con mucho marketing y creando una comunidad, con un sentido de pertenencia. En este sentido, deberíamos estar contentos de que este concepto gastronómico y dietético tan positivo para la sociedad se popularice.
Las estadísticas lo confirman: cada año que pasa aumenta el consumo de ultraprocesados y las enfermedades crónicas derivadas de ello.
La población muere por culpa de lo que come. Y la idea no es hacer dieta, ni intentar pasar hambre para adelgazar. Tampoco comer productos light o bajos en calorías. Sino tomar el control, la consciencia y eso siempre mejora cualquier decisión, ya sea para cocinar la comida que ingerimos o para comer ultraprocesados. Ya que no solo es importante lo que comemos, sino el estado psicológico y mental desde donde hacemos dicha elección.
Por Enara Bidaurrazaga Angulo, enfermera y alumna del máster en Nutrición VIU en prácticas con Paloma Quintana en el equipo Nutrición con Q®.